Ciencia y Tecnología: Troncales de la grasa, posible terapia para el envejecimiento

Las células madre del tejido adiposo podrían evitar la degeneración. Un experimento murino lo analiza, mientras llega la traslación clínica.

El envejecimiento es inevitable, algo que no está reñido con que se pueda controlar. Según Antonio Ayala Gómez, catedrático y jefe del Grupo de Investigación Bioquímica del Envejecimiento de la Universidad de Sevilla (US), es posible con suplementos nutricionales, dietas, ejercicio y control del estrés; esas intervenciones mejoran las funciones, "pero nosotros vimos la necesidad de abrir un nuevo frente de batalla con las terapias celulares, ya que estudios clínicos manifiestan que las células madre adultas tienen un gran potencial para reparar tejidos dañados y mejorar los que han perdido su función". Aprovechando esa capacidad de las células madre -incluso cuando aún no se producen manifestaciones clínicas-, este grupo se planteó el uso de terapias celulares para el control del envejecimiento.

La investigación, iniciada en 2011, se lleva a cabo en colaboración con dos clínicas de Sevilla, el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer), el Hospital de Huesca y otros grupos de investigación internacionales. Los primeros resultados aparecen ya en la revista //Approaches to Aging Control: "Nuestra hipótesis de trabajo es que las células madre adultas obtenidas del organismo de una persona en edades tempranas se podrían congelar para su uso futuro, administrándolas posteriormente de forma local o sistémica. Una vez inyectadas en el organismo podrían tener la capacidad -viajando por los tejidos- de reparar eventuales daños y regenerar mucho antes de que haya una lesión incipiente".

Proceso
Para comprobar si una vez inyectadas las células se produce un rejuvenecimiento de los tejidos dañados, este grupo de Sevilla experimenta con cuarenta ratones de laboratorio, a los que se practica una liposucción; una vez aisladas y purificadas las células madre del tejido adiposo, se colocan en una placa de cultivo para expandirlas -un proceso que tarda aproximadamente 14 o 15 días- y después se congelan.

Mientras tanto, a esos mismos ratones les inducen diferentes enfermedades (hepática, endotelial o pancreática) para aplicarles una inyección local o sistémica de células madre. "Antes de inyectarlas -para el seguimiento- se marcan, insertándoles mediante un lentivirus el gen de la proteína luciferasa. Hemos comprobado que las células están dando señales hasta ocho días", ha destacado.

Pasado ese tiempo, se estudian los cortes histológicos murinos para ver el daño y el grado de protección obtenido con el tratamiento con células madre. Los resultados definitivos se tendrán en dos o tres meses.

De momento, han realizado inyecciones locales y en enero aplicarán la inyección sistémica a otros cuarenta animales: "Es lo que más nos interesa, porque funcionaría como un tratamiento preventivo".

La intención de estos investigadores es trasladar este trabajo al estudio clínico, pero en España no está permitido el uso de terapia celular fuera del quirófano. "Cuando demostremos que estas células son capaces de viajar, localizar y recuperar la zona dañada se abrirán muchas posibilidades para trasladarlo a la clínica", concluye.
diciembre 17/2012 (Diario Médico)




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